Mi BRUJiTA y YO

Aquí está Mi brujita a los pocos meses...

A estas alturas del partido, en que recién la mayoria de mis amigas estan pensando en tener hijos... yo ya llevo 5 años de esa vocación. Una cesárea, unos cuantos kilitos de más, menos tiempo, menos sueño, menos plata, menos sexo. Ahora que muchos se estan comprando casa y autos. Que tienen ropas bonitas y coleccion de zapatos, que llegan a sus casas a dormir despues del trabajo, que se levantan tarde los fines de semana. Ahora es cuando pienso en lo afortunada que soy.

No cambiaría nada de lo que tengo ni nada de este mundo por el sentimiento de ser mamá. Para mí, es lo mejor y mas hermoso que me ha pasado en la vida. Y no me refiero a tenerla 9 meses en mi barriga, las naúseas , los vómitos, los antojos, ni a ese momento terrible de entrar a pabellón con tanto miedo y tantas esperanzas. Me refiero a ese momento en que tienes en tus brazos alguien que es completamente diferente a ti, y sin embargo es tan tuyo. Esa persona que tan pequeño es tan grande a la vez. Yo recuerdo que apenas nació la brujita ya en casa, me la pasaba muchas horas mirandola dormir, dibujandola, escribiendole, como una estúpida al lado de su cuna. No puedo describir el tremendo amor que emanaba de esa criatura tan pequeña y tan fuerte a la vez. Su presencia era de una intensidad (y lo es), que me hacía llorar de emoción. Desde que ella llegó a mi vida, tenía ese sentimiento de que este era su lugar y no otro. Tenía una presencia fuerte e intensa. Ella es dulce, emana una paz y una sabiduría casi celestial. Incluso hasta el día de hoy. Ella es una niñita especial.

Ella vino en un momento inesperado, y si, nosotros la deseabamos con toda el alma. Sin estar casados, sin saber si nos amábamos de verdad, sin saber nada de nada. Solo sabíamos que la deseábamos. Cambié la compra de un auto por el pago de la clínica. Cambié mis kilos perdidos por unos kilos ganados y una pequeña barriga. Cambié una prometedora carrera y una beca, por un doctorado en "mamitis". Dejé lo que conocía por ella y se em abrió un mundo nuevo y desconocido, que me atemorizaba y a la ves me llenaba de amor y luz.

Es cierto, hoy no soy la misma niña embarazada, (recuerdo que las señoras se horrorizaban, pues siempre he representado menos edad y pensaban que era una adolescente embarazada jajaaj) Ya se nota que soy madre, pero no cambiaría ni los años, ni los kilitos de mas ni las estrias ni nada de esto. Porque si bien es cierto que perdí muchas cosas según muchas personas, yo al contrario siento que gané mucho mas. Nunca había pensado que podía amar de esta manera a un ser humano, mi amor por el mundo creció, me conocí a mi misma, me equilibré, me siento extrañamente mas libre, mas plena, mas mujer, mas intensa, mas valiente, siento que puedo muchas mas cosas, aprendí a hacer las cosas por amor y no por interés, aprendí a ser solidaria y generosa, aprendí a desprenderme. Gracias a ella gané un corazón mas grande, unas manos mas dulces. Aprendí a ver por los demás y no solo por mi, aprendí a ver la vida de otro color y a disfrutar los aromas del mundo. El ser mamá abrió mis sentidos mas profundos, ya no siento miedo de muchas cosas. Ayer mirando fotos antiguas me decía a mi misma que... antes de ella me veía delgada y bonita, ahora estoy mas llenita, pero me gusto mas como soy ahora, porque mi alma es mas bella. Hoy doy mas besos, y mas abrazos. Hoy soy mas feliz.

Cuando ella viene y me dice "mamá te amo" y me deja llena de besos babosos, para mi es lo máximo. Nadie comprendería el tremendo amor que siento por ella, un amor que trasciende que es tan desinteresado, que es tan puro. Los hijos tienen esa capacidad de en su inocencia, y alegría hacernos unas personas mejores. Ellos son nuestros verdaderos maestros, ellos son los que desinteresadamente nos aman y nos muestran el camino. Ellos son los que guían nuestros pasos hacía el Gran Hacedor, quizás es porque ellos traen esa luz fresquita directo de él. Mi brujita es mi luz en la tormenta, es la que enciende mis días y los de su papá. Siempre pienso que sin ella estaría muy muy perdida. Pobrecita mi hija que ha tenido que soportar mis equivocaciones y mis miedos de madre primeriza.

Me encanta este trabajo de mamá, y espero hacerlo mejor cada día, me esfuerzo en ello, sufro, lloro, me siento culpable unas veces y otras veces me parece no saber nada de nada. Pero tengo fé de que si lo hago con amor y profunda entrega, generosa y compasiva, el amor y la vida se encargará de que las cosas salgan bien. Ser madre es mi acto de fé mas grande. Son las lágrimas mas hermosas, mas dolorosas y mas dulces que he derramado.

"Tener hijos no lo combierte a uno en padre,

del mismo modo en que tener un piano no lo vuelve pianista."