Hoy en el metro iba escuchando música. Y se subieron unos hombres al vagón.
Bajo mis lentes oscuros comencé a observarlos y sin darme cuenta un hombre atrapó mi mirada. Él me miró y yo le miré... sonreí bajo mis lentes un poco tímida... con esa mirada que traspasa el tiempo, la vida y se envuelve en fantasías...
Tenía unos 46 y algo, ojos claros se notaba maduro... ni muy alto, ni bajo... pero llevaba un aroma exquisito, me traía loca. Era un aroma que me hacía sonreir sola. No podía sacarle los ojos de encima... no se si era casado o soltero o separado si tenía hijos, si venía de su trabajo, si trabajaba en una construcción o era ejecutivo... no importaba. Yo me habría fugado con su perfume a ojos cerrados. Era un aroma fresco a jabón y agua de esa de las montañas, cómo si hub iese traído aguas de manantiales solo para mi, esta tarde de viaje... entre Estación Sótero y Plaza Egaña. No se vía viejo, pero se veía maduro... vivido, seguro. Tenía manos grandes y estaba tostado por el sol. De esas manos venosas y musculosas... manos trabajadas, definidas. Manos de hombre y no de niño. Manos que te toman y te guían a través de una tormenta, de la lluvia y tienes la certeza absoluta que no te soltarán ni aunque dependa de ello su vida. Manos morenas, ardientes, llenas de vida, que dan vida y son vida. Manos que te hacen perder la cabeza en una caricia... manos que te hacen ver el cielo y perderte en un suspiro. Manos de esas que te hacen llorar de emoción cuando te tocan... suaves y efímeras como un suspiro. Manos en las que te "dejas ser" a ojos cerrados.
Frente a él... se sentó un joven muy guapo de unos 27 años, se notaba profesional joven, lentes scuros, fachosos, moreno de pelo oscuro peinado a la moda, camisa de marca a lineas... muy bonita, jeans.. zapatillas a la moda. Se notaba su aspecto cuidado. Mp3 en la mano, llevaba el ritmo con su pie. Era muy guapo este joven también... tuve que observarlo (y a su amigo). De rostro anguloso y atractivo. Su camisa marcaba su pecho musculoso y joven. Como la de un hermoso e inalcanzable dios griego. Pero el cuarentón que estaba a tres asientos mas allá de mi había conquistado mi femenina atención.
Me atrajo el jovencito, pero empecé a pensar e imaginarme las manos de ese hombre de 40 y algo. Esas manos trabajadas y labradas recorrieron mi cuerpo entre la estación Los Quillalles y Vicuña Mackenna. Me detuve y descansé mis pensamientos... respire pausadamente y pasé mi mano por mi cuello imaginando que era esa mano morena acariciando suavemente mi cuello bajo el sol de la tarde... me detuve... debía disimular un poco entre tanta gente subiendo y bajando. Pero de reojo... ahí estaba él. No importaba el resto. Estábamos solos él y yo. Y ya al llegar a Los Presidentes estabamos casi al borde del éxtasis. Pensé en sus besos ...¿cómo serían? ...¿ Cómo sería su voz?. ....¿Cómo serían sus gemidos en la noche y sus dulces palabras atoradas por el suave y mullido aliento del amor?. Y ese aroma... impregnando, envolviendolo todo sin pausa una y otra vez...
¿Cómo sería sentir el calor de un tibio abrazo de ese desconocido?. Quizás no tenía la facha, ni los bríos del joven... pero había algo en este hombre que me llamaba poderosamente la atención... que me hacía pensar en cosas y fantasear. No podía quitar mi mirada de él. Imaginándome sus manos , el sabor de sus besos, cómo sería su boca al besar... cómo sería su manera de amar. Cúal serían sus sueños, en quien pensaría mientras viaja... quien abrigaría sus noches y disfrutaría de sus manos y de su aroma de hombre maduro curtido por los años, quien sería la musa de sus risas y lágrimas. ¿Quién lo esperaría en casa???... ¿quién soñaría con él?... ¿Quien moriría por sus brazos?... ¿quién alegraría sus días con una sonrisa? ...¿Quién sería el motor de sus días y noches? ... ¿Quién alcanzaría sus ilusiones los días de verano? ... ¿Quién lo llevaría temprano a casa esas tardes de invierno frías y lluviosas?...¿Quién?.
Deronto llego a mi estación, me levanto rapidamente como despertando de un sueño... y casi al salir, me doy cuenta que frente a mi... un hombre mas o menos de mi edad, me miraba bajo sus lentes oscuros... y sonreía... con esa mirada que traspasa el tiempo, la vida y se vuelve fantasías.
¿Qué es lo que separa a un Hombre de un Niño a la Hora de Amar?
5 comentarios:
Eeeehhhhmmmm, me quedé pensando en tu pregunta final.
Yo creo que nosotros mismos nos damos cuenta cuando pasamos de niño a hombre en la manera de amar.
¿Qué hace la diferencia? En vez de mirarlos a ellos deberías mirarte tú misma.
Sí, porque lo que separa a un hombre un niño a la hora de amar es definitivamente LA MUJER CON LA QUE ESTÁ.
Eso, chau.
A mí se me ocurrió una respuesta un poco más poética:
Lo que separa a un Hombre de un Niño a la hora de Amar es lo mismo que separa a una Mujer de una Niña a la hora de Odiar. Simplemente no pueden coexistir.
Mmmm, que suerte, las mujeres pueden pasarse todos esos rollos sin restricciones, en público su físico no las delatará. Y si un alguien te sorprende espiándole... lo que sea... no se sentirá ofendido o acosado... bueno, no le molestará que eso esté sucediendo.
mmmmm...mucho ruido....no? saludos ;)
No digo yo? Las mujeres son todo un misterio. Piensan de todo y no se les nota NADA! Qué envidia.
Publicar un comentario