miércoles, 22 de junio de 2011

KARMA Y SANACIÓN





El Karma es una ley universal que no tiene que ver con la religión que se profese, nace de la filosofía hindú y budista. En el universo no existe “BUENO” ni “MALO”. Sino, nuestras acciones, decisiones y sus consecuencias. Una de las leyes del universo es que todo es equilibrio, por lo tanto el karma no es más que la memoria de algo no resuelto, no aprendido o algo que no tiene su equilibrio.
Al tener herramientas que nos permiten saber la causa de lo que nos sucede en la vida, podemos transformar nuestro karma, y así tener una vida mas feliz. Podemos trabajar el karma en la actualidad o ir al pasado para transmutarlo. (a través de visualizaciones, cortes de lazos kármicos, sesiones de magnified healing, acciones compensatorias, étc).
Gracias al karma podemos evolucionar nuestra conciencia. Entender porqué nos suceden ciertas cosas, porqué nos relacionamos con ciertos personajes o repetimos algunas situaciones. Ellos son maestros que vienen a recordarnos que hay cosas que podemos modificar en nuestra personalidad y nuestra vida.
Se dice que tenemos karma personal, que nace de las acciones, pensamientos o sentimientos que una persona no realizó, omitió o no ha compensado a través de sus encarnaciones.
Existe un karma de relaciones, este karma se genera de la interrelación de las almas con las que nos encontramos a través de las vidas. Pueden ser por cosas que no se hicieron en forma armoniosa o no se compensaron. Esto marca nuestras vidas futuras. Ejemplo. Si debemos compensar una relación de pareja en la que hemos abandonado… seguramente seremos abandonados, hasta que comprendamos el perdón y compensemos la situación de abandono a través del amor, o decidamos salir de esa rueda interminable a través del aprendizaje y la comprensión..
Existe un karma genético, este karma es un karma que adquirimos por el hecho de nacer en una familia. Es uno de los mas pesados de sobrellevar. Es una información grabada en el alma familiar y es compartida por varios individuos de una familia (puede abarcar varias generaciones). Puede ser que nosotros no hayamos provocado este karma, sin embargo lo compartimos solo por pertenecer a esa familia.
Hay un karma que a mi, personalmente me parece uno de los que genera mas problemas. Es el karma que se genera al vivenciar el karma de otras personas. En palabras simples consiste en llevar la “mochila” de otros. Al llevar el karma de otras personas, estamos descompensando el equilibrio universal en forma doble, ya que nosotros cargamos más de lo que debemos y eximimos a otro de la oportunidad de sanar y aprender. Eso puede darse por ejemplo en casos en que uno de los hermanos toma el rol de uno de los padres en la familia.
Cuando nos liberamos del karma, sanamos, aprendemos y construimos nuestro presente desde un punto más cercano a dios padre/madre. Es como tirar lejos una piedra de nuestra mochila, y seguir caminando más livianos. Eso nos hace personas más felices.
Cuando nos liberamos de cosas que ya no nos corresponden, formas de estar, relaciones que construimos, nos damos la posibilidad de avanzar. De despertar un poco más la luz divina que llevamos dentro. Nos parecemos mas a la fuente y nos acercamos un poco mas a ella. Eso nos da una sensación de plenitud y paz.
Eso se logra trabajando. Hay quienes gustan de trabajar lento y hay quienes necesitan herramientas más rápidas. No hay una fórmula para ello. Cada cual tiene su tiempo, y para cada uno de nosotros hay un tiempo perfecto.
A veces me gusta que sean procesos graduales, ya que cuando liberamos algo, la vida cambia. A  veces los cambios son demasiado movimiento. Otras veces me siento fuerte y prefiero las cosas rápidas y profundas, no importa que esté un tiempo desequilibrada adaptándome a las nuevas formas de estar en esta vida… un poco “terremoteada”.

Cuando empecé a trabajar karma conscientemente en el año 2004, fue para sanar una relación de pareja. Sentía que había algo más en la manera de relacionarme, que no era del todo consecuencia de un “ahora”. Comencé a trabajar con regresión. Y por propia iniciativa comencé a hacer corte de lazos. Eso mejoró mi relación con mi pareja. Fueron 4 años intensos y complicados. Daba un paso y retrocedía dos. Llegaron las Flores de Bach, tarot y reiki. Me convertí en mi propia terapeuta. Aunque no fue instantáneo, las cosas fueron acomodándose poco a poco. Luego vinieron visualizaciones, Magnified Healing, gemoterapia, hoponopono, étc. Cada cosa que he aprendido y aplico con mis pacientes, lo he hecho porque en mi funcionó.
Al empezar a hacerlo con pacientes, me di cuenta que funcionaba. Las personas se liberan, cambian ellos, cambian su forma de ver la vida. Y con ello cambia su entorno. Logran comprender poco a poco, que ellos mismos son  quienes “crean” su realidad. Y que mientras más livianos, más fácil es hacerlo.
El karma se expresa en bloqueos. Estos bloqueos que llevamos son una especie de chip, que nos lleva a pensar de cierta manera, generalmente negativa. Eso no nos deja creer en nuestra propia capacidad de ser co-creadores con Dios. Nuestra tarea es pedirle a nuestro padre a Dios, a nuestros guías, maestros. Lo que necesitamos ya sea en cosas materiales o cosas mentales, espirituales.
Cuando me di cuenta del poder que había en la comunicación con los maestros y guías, en el profundo amor que ellos nos tienen. Comencé a pedir que me ayudaran a sacar poco a poco el karma que traía.

Actualmente, y gracias a todo lo vivido tengo mas herramientas para ayudar a las personas que llegan a mi consulta. Los registros son un pilar fundamental, antes era el tarot, y aunque aún lo leo, los registros akáshicos son mis favoritos, completísimos y sanadores. Es literalmente pararte frente al tribunal kármico y pedirles que hagan borrón y cuenta nueva.
He visto sanaciones asombrosas con los registros, liberaciones, aperturas, saltos cuánticos, pero sobre todo, me sobrecoge el amor que hay en nosotros.
He aprendido que cada cual se ha ganado su forma de realizar sus procesos, sus tiempos. Y es mi proceso respetar sus decisiones.
El karma es esa piedrita en el zapato que nos enseña a revisar el calzado antes de ponernos uno, pero nada puedo hacer, si alguien decide caminar con la piedra en el suyo. Es tan respetable como mi deseo de deshacerme de un solo movimiento indoloro de la piedra o sacarla poco a poco y con catarsis tremendas.
Somos distintos y cada uno aprende de diferente manera, cada uno con una esencia única. Y el profundo amor y respeto por cada uno de esas energías distintas que somos. Pero la buena noticia, es que hay formas de caminar más livianos. No solo yo. Muchos están trabajando en esto, muchos antes que yo y muchos vienen detrás de mí.

Los invito a aliviar sus mochilas, no es necesario seguir llevando esas cargas. Estamos pasando por un momento único de evolución, donde los pasos se ven agigantados por el amor y el perdón. Las energías están cambiando y mucho de lo que somos ya no es necesario llevarlo a esta nueva tierra que hemos construido a pulso. Nos lo hemos ganado. Como especie, como seres sintientes, dotados de compasión y amor.
Un perdonazo… liberados de cargas, gracias al amor de Dios, fuente, padre/madre. Gracias a su confianza en nosotros. Nuestro único trabajo es tomar esta oportunidad y dar las gracias.

jueves, 9 de junio de 2011

EL TEATRO DE LA VIDA


Cuando venimos al mundo elegimos. Nos ponemos un traje y adquirimos un rol. Tomamos nuestro lugar en esta gran obra llamada “Vida”.
A veces nos toca hacer el papel de malos de la obra, a veces de víctima, a veces de buenos. Cada uno lleva su papel con maestría. Nuestro rol no es estable, y varía según las necesidades de la obra, según lo acordado antes de comenzar.
Elegimos cuidadosamente por quién seremos amados, quien nos hará llorar, con quien aprenderemos a ser padres o quien será quien nos ayude a despertar.
A veces llega un momento de la obra en la que nos “cansamos” de el papel que elegimos, nos revelamos, lloramos, culpamos a otros.
Otras veces olvidamos que estamos en una obra, el papel que elegimos y lo que teníamos que hacer. Y creemos que esta es la única realidad. Que no hay mas. Olvidamos cuál era nuestro “rol” y nos perdemos, nos salimos de esta obra. Adquirimos el papel de otros.
La buena noticia es que hay un gran director, que nos recuerda que hacer aquí y cual era la trama principal. Tenemos guionista, vestuarista y asistentes que nos van marcando las pautas minuto a minuto. Solo necesitan que los escuchemos con sabiduría.
El director puede cambiar nuestro papel en esta obra y darnos uno nuevo, más cercano a lo que somos en esencia, mas saludable para nuestra alma. Uno más adecuado a nuestro ser, uno más acorde a lo que queremos o aspiramos. Lo importante es saber que existe esa posibilidad.
Hay quienes quieren o necesitan salirse de esta obra. Porque quizás ya actuaron lo suficiente o porque les falta preparación. Ellos salen y van a lugares donde los enseñan, los miman, los acogen y conversan con ellos la posibilidad de coger otro papel o dejarlo hasta allí. Así de grande es el amor divino por cada uno de nosotros.
Si el día de hoy, estás cansado del papel que has elegido en esta obra. Quizás es tiempo de cambiar tus condiciones, de repactar u estadía aquí en la tierra. Quizás ahora quieres ser más feliz o más próspero. Quizás es tiempo de que continúes tu aprendizaje a través de la alegría, la abundancia o el amor.
¿y si e digo que es posible… me creerías?

Quizás es tiempo de darte esa oportunidad. De cambiar tu “rol” y ser más feliz.
No es necesario seguir sufriendo para aprender. Podemos aprender por abundancia, por amor, por dicha o alegría.
Este es el momento en que decides este cambio para ti o para el planeta entero. El director de esta obra, es amoroso y quiere que la pasemos bien en ella. Hemos trabajado arduamente, como especie y como seres individuales para ganarnos lo que traemos.
Abre tus brazos y prepárate a recibir las bendiciones. Es todo lo que se requiere.
Las ganas.
El resto, como dice mi madre, viene por añadidura.

LA BRUJITA SEXY... Y SU CUCHITRIL

Mi primer POST fué exactamente el 11 de abril de 2005. Y para los curiosos... Sí, leo el tarot. ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
Las palabras de un hombre son como sus huellas; puedes seguirlas donde quiera que él vaya.


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