jueves, 15 de septiembre de 2005

Una historia de Beltane


Desde eones nos juntabamos los días que hay luna llena. En sitios alejados, en especial sitios de mucha vegetación. Llevamos velas, incienso de jazmín, agua, cantaros, flores, frutas, piedras de cuarzo. Vestíamos para tal ocasión solo con unas livianas batas blancas de algodón, que nos dejaban las siluetas libres, donde traslucíamos toda nuestra femeneidad generosa y dulce. Y tomadas de las manos... coronadas de flores hacíamos un círculo de amor alrededor del fuego, cantando, riendo, elevando los ojos a la eterna madre y maldiciendo muchas otras veces.
Esos días de luna llena. Con el tiempo cambio el incienso por Chanel y las flores por macetas de casas e ideas, el caldero por ollas y las escobas por fregatines y escobillones de un plástico e inanimado material, el aroma a naturaleza se había fugado. Nuestros queridos libros de sombras por notebook algunas y libros de cocinas otras. La vara y el Athame están en algún lugar especial de la casa envueltos ilustremente en sus sábanas blancas. Y los conjuros se han vuelto html e ilustrados libros de ciencias. Las hierbas y brebajes yacen olvidados en el "libro de los días" y de ves en ves, hay alguna reminiscencia de lo que fuimos.
Hay días en los que se logran divisar alguna muestra de esos días, cuando alguna acude a una llamada, algún sueño, alguna premonición o sexto sentido y las ganas de creer en aquello que fuimos. Esas veces nos saludamos, pero no recordamos del todo. Algunas de nosotras, nos dedicamos a sanar o a usar la magia para ciertos fines benéficos (medicina le llaman), como una forma de pagar el mal que una ves atrás hicimos o por el solo echo de recordar y no olvidar aún mas lo ya aprendido.
Esas noches, en las que libres bailabamos bajo la luna llena, solo bajo la mirada atenta de las estrellas, con los pies con aroma a manzanillas silvestres y algo de romero, de la mano de mis hermanas, coronadas de abedules, en la noche de los días, cuando el mundo era aún muy joven y nosotras... ya éramos viejas. Él nos miraba de lejos, siempre con esa envidia masculina que da la carne, de la frutal belleza y las redondeces, siempre pensando y observando como un ave rapaz.
Una noche de mayo, durante la fiesta de Beltane, mas de 100 almas celebrabamos con frutos y fuegos, la abundancia de la estación. La alegría y la sensualidad reinaba en el aire, el aroma a almizcle de los amantes mezclado con verbena y limón, invadían nuestros sentidos y los cuerpos, bellas mujeres y hombres de todas las edades, acariciados por la suave brisa nocturna, algunos fuegos por allí y por acá. Algunas parejas nos habíamos adentrado en el bosque, presos de los mas ricos deseos, incitados por los aromas de canela y romero que reinaba en el aire, los cantos y tambores que latían al son del corazón, ayudando a llevar los cadenciosos ritmos de la naturaleza, invitaban a ser perfectamente uno, incluso yo misma, había caído bajo el embrujo de aquella noche y retozonamente seguiamos los sones del amor, entre jadeos e impúdicas caricias bajo un añoso roble, con mi amante de aquella ocasión. Los demás bebían y danzaban alegres e inocentes en bacanales cantos de vida y paz.
Este hombre que en belleza era tanto como su mezquindad mitad demonio, mitad humano cubierto de su negra capa, interumpió como un rayo los felices cantos de esa noche y mirando desafiante a nuestra Sacerdotiza hermana mayor, lanzo carcajadas y unas palabras en perfecto Ogham. La tristeza era máxima, al ver que aquel descarado visitante era un antiguo hermano que se había llevado la mitad de mi corazón muchos Beltanes atrás, cuando yo aún era muy joven e inexperta en las "artes", pues para él yo había sido un escalón mas. Pero eso os explicaré en otra ocasión. La Muerte no fué capaz de llevarnos en sus fríos brazos ... al menos por esa noche, solo gracias a la divina intervención de nuestra Gran Madre. Sin embargo el Conjuro lanzado, por alguna karmática realidad no nos resultó inocuo. Desde ese día, nos perdimos...
A veces encontramos parejas con las cuales estuvimos aquella noche y una pequeña luz se enciende en nuestras pupilas, pero solo momentaneamente, como una quimera, otras veces creemos encontrar alguien de aquella noche, pero al instante vemos que es el malvado juego haciendonos caer nuevamente en los acantilados de la nostalgia. Eso es asi, la maldición de esa noche. El Olvido.
El porqué yo no olvidé del todo... nunca lo entenderé. Es triste y duro, recordar sin ser recordada.

2 comentarios:

Haller dijo...

Magicamente hermoso. Los eones pueden ser mucchos, mas se dice que el espíritu no los siente, a pesar de libros de cocina.

Calameño dijo...

uta maire!...que dificil pa mi entender tanta anología y cosas raras en tus escritos.
Si no fuera pr los comentaarios que dejaron, no habría entendido ni jota...Es que tu estas mas letreada que yo en esto de las escrituras y yerbas parecida....Igual me gusto ese misterio con sabor a ignoracia en que me sumergiste.
Cariños

LA BRUJITA SEXY... Y SU CUCHITRIL

Mi primer POST fué exactamente el 11 de abril de 2005. Y para los curiosos... Sí, leo el tarot. ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
Las palabras de un hombre son como sus huellas; puedes seguirlas donde quiera que él vaya.


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